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Pasaba la mayor parte del tiempo mirándose al espejo: el mismo rostro, la misma mirada, siempre la misma…Quería cambiar, deseaba sufrir alguna especie de metamorfosis que la despojara de lo que solía ser… Ser otra, otra cara, otro cuerpo, pero lo más importante: otra mente, otro corazón, otro alma… Durante un largo tiempo había creído que el tener esos pensamientos la convertía en un ser extraño, frío y desagradable.Su mente, siempre inquieta: infinidad de pensamientos deambulaban por allí y abrían puertas, al hacerlo, encontraba su verdadera naturaleza, sus miedos, sus fantasmas y cierta oscuridad. Era prisionera de su mente, hasta que su alma quedó en otra cárcel peor que la de un simple cuerpo.Todos los días se reflejaba ante el espejo y hablaba con ella misma, pero oía solo lo que deseaba oír. Existía cierta barrera que separaba una realidad de otra realidad.Y golpeó el espejo, como queriendo abrir una puerta.- ¡Deja de golpear el madito espejo! – gritaron unos seres. Ella lo hacía para poder recapacitar.Un día logró su objetivo: había cambiado en algunos aspectos. Ahora era realmente malvada y reía como demente frente al espejo.- Sos patética- dijo mientras se reflejaba.- ¿Nosotras somos patéticas?- respondió una.- No, solo vos- dijo la otraNo comprendía lo que pasaba. Se tomó la cabeza y agarró una silla, dijo que iba a romper el espejo. Los seres que la rodeaban le dijeron que era inútil, que nunca podría destruirlo estando de ese lado.- No eres la verdadera- agregaron segundos más tarde…Ella permaneció meditabunda ¿En qué parte del espejo se encontraba?- ¡¿Por qué no se callan?! – gritó enojada.- ¿Sabes? Hay criaturas por todos lados, pero no todos pueden verlas. Nosotros no nos reflejamos en los espejos. Ni estando adentro o afuera de los mismos- le dijo un ser extraño, poco visible.Volvió a tomarse con fuerza la cabeza, tanto presionaba que una gota de sangre brotó desde las raíces de su cuero cabelludo, todo para no explotar por dentro… Estaba tensa porque veía como cambiaba, cómo se colocaba una máscara que pronto formaría parte de su piel. Le dijeron que una parte de ella había enloquecido.- Te han encerrado- dijo uno de los cinco seres. Siempre estás ahí sentada frente al espejo, esperándola, esperándote, es triste que no sepas quién eres…Estaba perdida, aún no compendia dónde se hallaba. Le dijo a los seres que ella no estaba en el mundo de los espejos, pero que si lo estuviera quería saber coma podría salir de allí. Los seres la miraban detenidamente, se apartaron unos minutos y en conjunto comenzaron a dialogar:-¿Sabrá qué mundo recorren sus pies?- ¿Cuál de las dos? – preguntó otro.Los cinco seres suspiraron. Esa pobre alma era víctima de ella misma. En la verdadera existencia era un estorbo o algo así…- ¿Y ustedes que hacen de este lado?- ¿Qué lado?- respondió otro ser.La joven se incorporó, pensativa caminó unos pasos. Los seres la miraban fijo. Luego le dijeron que ellos pertenecían a ese mundo. Ella pensó que eran guardianes del día y de la noche y que tan solo realizaban su trabajo, pero también creyó que la vigilaban demasiado, en cambio, a la otra, no la molestaban.- Esta otra vez en el espejo- gritó un ser.Ella corrió para reflejarse. Al verla temió: la otra estaba balanceándose en una silla, y la mirada apuntaba hacia abajo. Después se levantó y comenzó a dar un sin fin de vueltas en pequeños círculos mientras susurraba algunos números.- Ahora es tarde, está haciendo cosas diferentes a las tuyas, ya no son la misma, no tiene el mismo reflejo. Mientras vos estás sentada deseando ver su rostro, tu rostro, ella hace lo que quiere, lo lamento ¡Se rebeló!- explicó un ser.Ella cerró los ojos y se tomó la cabeza con ambas manos, más presión, más locura, más sangre… Deseaba contactarse con lo que veía, pero ya no era ella, ni siquiera pudo sentir la misma piel. Abrió ojos, algunas lágrimas deseaban rebelarse, pero sólo una quería llorar, la más fuerte no lo permitió.- Ahora eres parte de este mundo y vivirás de este lado, porque ella ha creado un nuevo ser; otro alma, otra mente, ya no te necesita. Mejoró la persona que deseaba ser, o quizás la empeoró, depende… Ya no tiene nada que pudiera pertenecerte. No las verás más- sentenció el ser más antiguo de todos.Ella lo aceptó.La otra, al verse tan diferente, por lo que era por dentro, se sintió perdida; la máscara se había adherido demasiado. Culpó al espejo, quería verla otra vez. Entonces, colocó en su cuarto ciento de espejos de diferentes formas y tamaños para tratar de hallarla, pero no tuvo suerte.Un día, cansada de esperar, rompió todos los espejos y con él pedazo mas filoso se hizo un profundo tajo en el rostro, y esa, fue la última vez que la vio.

Valeria Carina Massimino
Escrito en el 2006

Lo esperaba escondida en el estacionamiento, en pocos minutos él aparecería...
Colocó dos gotas de un perfume que le aseguraron que era un potente "afrodisíaco"... (de igual manera ella no necesitaba ninguna poción mágica, la llevaba en la sangre, en su piel y en sus labios).
Se colocó una máscara que solo le cubría los ojos y volvió a retocarse los labios, que junto a su cabello, era lo que resaltaba de su rostro y encantaba a cualquier ser humano que la veía.
Llevaba puesto un corset, diría que estaba vestida como una princesa, nada tenía mucho sentido, si alguien la interrogaba ella diría: “voy a una fiesta de disfraces”.
Y el hombre “más buscado” se dio a conocer, detrás de una columna ella lo miraba tras el antifaz. Y suspiraba.
Cuando el hombre se acercó a su auto, sintió que no estaba solo y se dio vuelta.
- Hola – dijo ella, con suavidad en la voz y un tanto nerviosa.
- Hola – respondió
Tal vez sería el único diálogo “coherente” y “racional” que podían tener, luego impulsos pasionales serían los protagonistas.
Ella se acercó para besarlo. Pero él retrocedió
- No quiero besarte solo unos minutos – dijo el caballero.
- ¿Pero…? – susurró ella.
- Nada… - y se dio vuelta.
Alguien le había dado la espalda y tras la máscara una lágrima prisionera necesitaba escapar. La rechazaban y no la deseaban… Permaneció de pie detrás de él, como si fuera un ángel, el hombre vio el reflejo de ella en el vidrio de la ventana del auto y no pudo soportarlo, y otra vez estaban enfrentados.
- ¿Por qué la máscara – le dijo
- ¿Por qué no?
Y el extraño sonrió.
- No voy a besarte – agregó
Y ella, tan especial que por momentos transmite miedo, se acercó hacia el vidrio del auto y pasó la lengua por allí.
- Así lo besaría… - expresó con ingenuidad. Y continuó besando el vidrio con desmedida pasión.
El hombre pensó que podía ser más creativo que ella y más fuerte a la hora de contener los impulsos y tan solo la miraba, absorto, perdido…
Luego de unos minutos, esos que él decidió no aprovechar, la muchacha se acercó hacia él y colocó su cuello cerca de la boca:
- El perfume lo compré para esta ocasión, ¿lo siente? – dijo.
Los cuerpos estaban tan cerca unos del otro, pero no se tocaban, tal vez no deberían tocarse nunca jamás en la vida…

¡Atención! He descubierto algo... En el día del padre o la madre, hacemos obsequios a ellos... En el día del niño, ellos no nos obsequian nada luego de cierta edad... ¿Y el día del hijo?? Atención! quiero mi regalo por el día del NIÑO/HIJO...

Plantarás un árbol… Encontrarás tu estrella…

“Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya”
Antoine de Saint-Exupéry


I

Plantar un árbol.
Escribir un libro.
Tener un hijo.

¿Y si realizaste las tres acciones que dicen que debés hacer antes de morir?
Recogeremos los frutos que dio el árbol…
Le contaremos a nuestro hijo el libro que escribimos…
Y miraremos al infinito cielo para pedir que la luz siga alumbrando nuestro camino.

II

Si el árbol se secó…
Si la luz desapareció…
Si no hubo niño alguno…
Si no hay nada que escribir…
Y si las piedras en tu camino hacen que caigas una y otra vez…
Mirarás al infinito cielo y alguna respuesta encontrarás…
La luz es interna… No la busques en otro lugar… Cuando la veas dentro de ti solo ahí podrás hallar tu estrella.


¿Y vos... la abrirías?

No sabía si abrir la puerta, según el mapa que había encontrado, esa antigua puerta de madera gastada, era la salida, o tal vez la entrada hacia algo que lo perturbaba desde hacía mucho tiempo. En sus sueños siempre estaba esa entrada o salida, pero nunca la abría; solo recibía increíbles imágenes al tocarla con la yema de sus temblorosos dedos.
Él estaba de pie, en una línea de tiempo que alguna vez vio en algún libro y hasta en sueños; si miraba hacia atrás podía ver el pasado en brevísimos flashes; pero ¿quería saber sobre el futuro?, para verlo debía atravesar la puerta. Si veía el futuro tal vez podía encontrar la respuesta a la decisión que tenía que tomar en el presente y muchas otras cosas más. Pensaba en su destino por sobre todas las cosas ¿Y el futuro del mundo? ¿Sería acaso un cobarde por abrir la puerta y echar un simple vistazo? ¿Sería egoísta de su parte querer atravesar la puerta solo para saber sobre su vida y no la del mundo entero?
Él era una simple persona, con una simple vida, con problemas no sumamente importantes; aún así debía mirar detrás de la puerta… Si no le gustaba aquello que realmente estaba detrás, ¿qué haría? ¿Podría cambiar las cosas? Ver algunas imágenes no era lo mismo que atravesar esa misteriosa puerta que lograba que él perdiera más minutos de existencia; el tiempo no se le devolvería; más allá de que estaba enfrentado al tiempo mismo; un tiempo que le mostraba sucesos de su futura vida… ¿Por qué a él? ¿Por qué no?
En menos de unos minutos vería si logró su objetivo, o tan solo qué sorpresa le depararía la vida ¿Podría ser un cambio tan brusco teniendo en cuenta la vida que llevaba? Su curiosidad estaba por asesinarlo ¿Podría acaso quedarse sin alma por querer ver el futuro? Alguien le había dicho que no debía jugar con el tiempo si es que tuviera la oportunidad, y luego halló el mapa. Pero tal vez aquel bosquejo que había hallado en un amarillento y áspero trozo de papel, no era un mapa. Su memoria se perdía, lo único que importaba era la puerta; y no se conformaba con las imágenes, era hora de cruzar el muro.
Le había llegado una indicación de un señor que no podía ver, primero le habló a la mente, y no fue broma porque después oyó que lo expresaba con mayor fuerza en ese espacio de tiempo y la puerta se movió. La voz le dijo que si echaba un vistazo al futuro, automáticamente tres años de vida se le descontarían en el presente, regresaría pero más viejo y sin modificaciones en su vida, pero ya sabría lo que le esperaba más adelante. Cada vez que abriera la puerta equivalía a tres años menos de vida; y no más de dos minutos podía ver del futuro.
Tenía treinta años, era joven. Supuso que sus amigos y su familia no lo notarían envejecer, tres años no era mucho tiempo, pensó.
Se detuvo a analizar la situación y creyó que si ya estaba allí era por algo, pensaba que si tenía algunas claves sobre el futuro era una inversión de tiempo, y todo eso que tendría que descubrir le llevaría el mismo tiempo que en el presente; entonces era más fácil abrir la puerta. De igual manera perdería tres años si no la abría; no eran tanto tiempo mil noventa y cinco días.

Abrió la puerta.

Con cierta lentitud se mostró una luz blanca y una música que le recordó a su infancia. Vio escenas del futuro, claras, no imágenes cortas, vio su destino, que supuso que no era posible conocer.
Estaba en una gran casa, tocaba el piano, no se hallaba viejo, tendría diez años más que en el presente. Olía a flores el bello ambiente en dónde se encontraba, era un lugar cálido y se sintió bien.
“Mi amor, ¿estás en casa?”, oyó que alguien decía. Pero él seguía viéndose a si mismo y no podía ver nada más, y no reconoció aquella suave voz.
Luego se cortó bruscamente esa escena y pasó volando a otro flash: ve que está de vacaciones en una playa y está tomando sol, a lo lejos un niño lo saluda y él responde: “si, te estoy viendo, cuidado!” Un niño con cabellos dorados que le sacó una sonrisa. Esa escena que él quiso retener se esfumó y pasó de la playa a estar sentado en un cómodo sillón; en la televisión las noticias anuncian que posiblemente los problemas con dos países llegarían a una guerra que afectaría a más de cien mil personas.

La puerta se cerró y él fue empujado hacia atrás.

Aún en estado de shock solo pensó en que quería saber más: “No puede ser, quiero ver un poco más, pasó rápido… no se vio nada interesante, parecía que todo estaba bien… que formé una familia, me iba bien económicamente…”- pensaba en voz alta.

Ni siquiera sabía que otras cosas deseaba para el futuro, por eso no se conformó con ver esas imágenes.
¿Por qué deseaba hallar algo malo? ¿O algo mejor o más grande? Ni siquiera él sabía que quería encontrar, todo eso generó más curiosidad.
Una simple persona puede tener una simple vida, pero también a esa simple persona pueden pasarle cosas que nunca imaginó.

Decidió perder tres años más, seis años no iban a significar una gran diferencia en el presente.

Y otra vez abrió la puerta…

Allí estaba, pero ese flash ya no tenía conexión con los visto antes, cada vez que abría la puerta había una nueva secuencia de tiempo; el tiempo nunca iba en orden y le molestaba, realizaba saltos que lo ponían nervioso.
Ve que está en el trabajo, cuando se dirige al baño y toma algunas píldoras. “Puedes lograrlo” se dice mirándose al espejo para luego salir y entrar en una reunión; sus ojos se muestran inquietos y todos en la sala, esperan su discurso, que se basa en el tiempo. Y aquello le llamó la atención.
La escena se cortó y se trasladó hacia otro momento muy triste de su futura vida: vio que estaba con una mujer que yacía en sus brazos. Ella está por morir y él le dice: “perdóname, no debí involucrarte en esto…”

Y la puerta otra vez se cierra.

¡No! – gritó. No era justo. Dijo que no fueron dos minutos, que no le daban la información precisa. Y gritó mirando hacia arriba, hacia la voz que alguna vez le explicó las reglas.

Sin siquiera pensarlo volvió a abrir la puerta.

Las imágenes no continuaban en orden, él ya lo sabía. Y además cada flash no mostraba todo, aún no le daba las claves que él suponía que debía hallar.

Por tercera vez se ve a él mismo: escribe un libro sobre una puerta, tendría nueve años más que en el presente (sin agregar los años que adquirió recientemente) y le cuenta a una persona que parece ser un amigo, que cree saber cómo viajar en el tiempo, esa persona le dice que está loco. Él se ve a él mismo y ahora no sólo ve, sino que escucha sus propios pensamientos del futuro, y es en ese momento cuando descubre que esa puerta es la entrada hacia el mismísimo infierno. Se da cuenta que aquello no puede ser una creación divina.

Y por tercera vez sale expulsado.

Allí, en medio de la nada y del todo, piensa, manifiesta cara de demencia, pero ahora más que nunca sabe de qué se trata todo, y cree haber hallado la clave, su destino y el destino de la humanidad.
Ya perdió nueve años, un número interesante, piensa. Nueve años tardó la puerta infernal en rebelarle aquella demoníaca verdad.
Supone que la respuesta es seguir viendo detrás de la puerta porque desde allí no sabía como destruirla. Aún de pie es ese infernal espacio descubre también que el mismo es la llave, es el acceso para que cualquiera pueda llegar y ver su futuro. Ver el futuro es una desgracia, pensó. Ver el futuro es desafiar a Dios, es una manera perversa de conocer el destino; la puerta no debería existir.
Sabía que las imágenes eran reales, pero también pensó que podrían ser falsas. Se sabe que el infierno es la repetición de lo terrible una y otra vez.

Decidió abrir otra vez la puerta.

Ahora ve que tiene un cuchillo en la mano y no recuerda lo que acaba de hacer, pero aún algunas gotas de sangre caen desde el brillante filo.
Y desde allí vuela hacia otro flash y se ve a él mismo frente a la puerta, y piensa que no tiene sentido, porque está mostrándole el pasado, reciente, pero pasado al fin. Y entonces cree que no solo esa entrada maligna es sobre el futuro, es todo, la vida misma, es una locura. Sabe que debe esperar a que los saltos del tiempo lo lleven al pasado, pero parece que eso ocurre cuando la puerta le regala algo más que dos minutos para ver. Cree que si lo logra pueda así modificar algo, pero tiene miedo; aunque podrían devolverle los años perdidos. Sin embargo la voz que le dictó las reglas no le habló sobre el pasado. Y esa imagen ahora se mezcla con la del futuro, en dónde el niño de cabello rubio le dice que extraña a su madre.

Y otra vez es expulsado, y la puerta se cierra.

Ha perdido doce años en ocho minutos, pero aún así cree que ganó, porque descubrió algo. Siendo él la llave, cree que también es la clave de esa puerta, y tomó el mapa amarillento y su textura lo llevó a pensar que era piel humana, de alguien que alguna vez pasó por la misma situación de él, sabía que era así, ahora todo tenía sentido. Todo quedó marcado es aquella piel, un trozo de piel muerta o quizás aún viva por los terribles secretos que escondía, y tembló de miedo absoluto con la sola idea de saber que quizás él terminaría así.
Ahora más que nunca sabía que debía sellar la puerta. Aunque eso significara deshacerse de toda su epidermis.

Y volvió a entrar con un plan.

El futuro ahora lo muestra muy anciano, el cabello blanco y la mirada triste; está sentado en su actual casa y mira hacia la nada. Cree que es la escena final antes de su muerte. Esa imagen es mostrada por mucho tiempo y él cree que es injusto y en ese momento salta a otro flash y se ve enfrente de la puerta pero con los cambios que le hizo el tiempo, y mientras ve eso, mira sus mano y toca su rostro y sabe que ha cambiado, entonces piensa y retrocede, y lo logra, justo está por ser expulsado y decide aferrarse al marco de la puerta, y no desea salir, y la puerta no puede cerrarse y todo eso trae más años en su vida… Ve a su piel, con marcas, y sabe que la respuesta estará en su cuerpo y llora mientras sigue sujeto a ese agujero demoníaco. Cada instante que pasa, uno o dos pelos de su cabellera se tiñen de blanco con enferma y extraña lentitud, y otras tantas marcas aparecen en sus manos y rostro, al igual que los cortes que hace un cuchillo para formar grietas, llamadas también arrugas. Y otra vez ve la imagen de él, anciano, sentado en su casa esperando morir e irse al infierno, y repetir una y otra vez su error, al menos en su piel estará marcada la entrada….

No resiste más porque los años siguen avanzando, y luego de varios minutos se desprende de la puerta, y cae. Permanece allí, sin fuerzas.

Toma el viejo trozo de piel y sigue las pistas para regresar a su casa, mostrando unos setenta años.
Vuelve a su casa y se sienta en el sillón. Es ahí cuando recuerda que ese era el último momento antes de su muerte, eso supone cuando piensa en la imagen que le mostró la puerta… Entonces con sus últimas fuerzas regresa allí. Decide no morir aún; pero se corta la piel, trozo por trozo, para luego desprender toda la epidermis de su cuerpo y sellar la puerta…
Mientras tuvo resistencia colocó los trozos de piel en la puerta, y la arrugada piel se adhirió con fuerza tratando se formar un poderoso sello, el lacre de piel humana que cerraría el infierno era él mismo.

Dicen que aún hoy él sigue viendo el futuro; porque quedó vivo, su piel está viva y no deja de observar el futuro una y otra vez, su futuro y el futuro del mundo entero, lo ve todo, no puede hacer otra cosa que ver todo lo que sucederá en esta vida, para toda la eternidad ¿Es acaso posible la eternidad?
Quizás nadie más intente llegar a esa puerta o quizás podrán llegar, pero no abrirla.
Dicen también que él está allí, que es parte de la puerta, y está cuidando la entrada del infierno para que nadie más intente ingresar y ver el futuro.

Por:

Valeria Carina Massimino
Todos los derechos reservados.

(BIENVENIDOS AL CIRCO)

Al cerdo doméstico se le otorga el nombre científico de Sus scrofa. Fue domesticado hace unos 5.000 años. Se encuentra en casi todo el mundo. La distinción entre el cerdo silvestre y doméstico es pequeña y el cerdo doméstico se ha vuelto cimarrón en muchas partes del mundo (por ejemplo em Nueva Zelanda). Los cerdos cimarrones pueden causar daños sustanciales al ecosistema. La familia de los Suidos también incluye alrededor de 12 diferentes especies del cerdo silvestre. Están relacionados con la pereza y la glotonería.


“Doce voces gritaban enfurecidas, y eran todas iguales. No había duda de la transformación ocurrida en las caras de los cerdos. Los animales asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo, y nuevamente del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro “
GEORGE ORWELL
ANIMAL FARM (REBELION EN LA GRANJA)

La historia de los cerdos :

Y el bufón del circo tomó una especie de pergamino y leyó las nuevas reglas para los cerdos… Todo cambiaba, fue hace muchísimos años, cuando la luz encantaba con su brillo a todas las criaturas sobre la faz de la tierra… Aún ahora sufrimos las consecuencias del actuar porcino…
Sucedió una noche en que alguien muy obscuro vendió su alma (que ya no tenía valor) y trató de asesinar a la luz…

“Entonces el cerdo vivirá en el estiércol para toda la vida…” Así sea, dijeron los dioses”. Los cerdos no habían aprovechado las oportunidades que se le dieron en otro tiempo y lugar…
Sin embargo existe algo interesante, el experimento funcionó demasiado bien, o demasiado mal, algo extraño hubo en el momento de la confección de las reglas porque: los cerdos que fueron condenados aman revolcarse en el chiquero, son felices con el estiércol, y no lo ven como una condena. Adoran crecer en cuando a volumen (por sobre todas las cosas) les gusta el poder, pero lo ideal es quedarse allí y dar órdenes, y que todos los idolatren, los más sucios han llegado y las reglas de los cerdos no se modificaron más.
Los cerdos escucharon desde pequeños que aquellas acciones que realizaban estaba “bien”, entonces no hay culpables por el error de los dioses… Los cerdos fueron criados así, criaturas oscuras… Por favor recuerden que siempre se vio al cerdo de esa manera, con los bolsillos llenos de dinero, ocultado cosas, revolcándose en la suciedad, aunque a veces parecen simpáticos, no son inteligentes… Comer cerdo en la antigüedad era algo que solo hacían quienes pertenecían a cierta clase social.
La suciedad se relaciona con el poder, con el dinero; solo podrán diferenciar al cerdo de otro animal, cuando el cerdo pueda caminar sin agitarse, y cuando pueda mirar sin odio a todos los que son mejores que ellos (los cerdos piensan que alguien puede ser mejor si tienen más dinero), el cerdo/a logrará la diferencia cuando haga algo y no sea por un par de monedas de oro. Cuando abrace a sus hijos, que no convirtió en cerdos a su imagen y semejanza. Y cuando sea feliz viendo que otros hacen algo que no es lo que ellos hacen y está bien, y no se venden y no dan asco todo el tiempo…
¡Cuidado con creer que los obesos siempre son cerdos!
Tiempo atrás los cerdos eran alimento exclusivo de la elite, luego los habanos adornaron las fiestas, y el cerdo seguía sobre la opaca mesa de madera con la manzana en la boca. Pero se cansó, y se levantó y mutó, y en ese momento todos mutaron y nadie puedo diferenciar a los humanos de los animales, porque hay "humanos animales", y "animales cuasihumanos". Y ya nada fue igual… Porque en vez de apuñalar al cerdo cuando imitó al humano en dos patas sobre la mesa y arrojó la manzana con furia de su sucia boca, le perdonaron la vida, le dieron otra oportunidad y eso parece que fue un error. Un error que cambió la historia en el planeta tierra.
Los cerdos pueden hacer cosas buenas pero no lo hacen porque es algo bueno sino porque “queda bien” y eso es un problema a la hora de que algunos ignorantes opinen sobre la actitud de estos animales feroces.

No hay que vivir pensando en que el otro debe pagar… porque si hacemos que paguen, nos convertiremos en cerdos.
¡Cuidado! hay una sutil línea que nos separa de los cerdos; lo mismo de la luz con la oscuridad.


“ No es lo que va hacia la boca del hombre lo que lo corrompe, sino aquello que sale de su boca, eso corrompe al hombre"
mateo 15:11

"En la naturaleza, no hay castigos ni premios, sólo consecuencias."

Proverbio Chino


Cuarto vacío y oscuro. Luz tenue ilumina el lugar. Una cama en un rincón; espejo en forma oval sobre la pared, portarretratos y libros… Ahí, en una silla de madera, está sentada ella.

¿Dónde estabas?, le pregunté. Me miró harto, pero siempre esa es la primer pregunta que hago cuando llega a casa, incluso sabiendo la respuesta que dará, no digo que me mienta, pero necesito verle la cara cuando lo dice. Y como siempre continué, él dice “el interrogatorio”: ¿Había muchas mujeres en la fiesta? ¿Por qué no atendiste el celular? ¿Tanta “joda” había que no lo escuchabas? ¿Justo se te acabó la batería?... (Se levanta de la silla) Recuerdo que a veces suspiraba y no respondía. O tan solo se limitaba a decir: “basta”… Seguro que oculta algo… Sí, no hay duda, sino podía responder tranquilo, a mi no me molesta que me “interroguen”, porque siempre digo la verdad. Los hombres son diferentes… (Pausa, piensa en la última línea que dijo)

En un momento fue una pregunta tras otra: ¿Qué hacías en el baño? qué raro que estés cansado, ¿por qué?... ¿Con quién fuiste al bar? ¿De qué hablaron? ¿A dónde vas mañana? ¿Qué soñaste? ¿Me extrañaste hoy? (con vos dulce) ¿Me amás? (obsesiva) ¿Para qué te compraste tanta ropa nueva? (enojada) ¿Y por qué te vestiste de "gala" para ir a trabajar? (irónica). Reconozco que son muchas preguntas, pero el silencio de su parte, me desespera... Explico: No es que quiera que vaya como un zaparrastroso a la oficina, pero… pero nada! Y continué: ¿Muchas amigas tenés?, porque no es común la amistad entre el hombre y la mujer, ¿no? Yo no tengo amigos… Bah, los que tengo son todos “gays”, y mis amigas ninguna tiene. Ellos siempre fantasean, es el típico sueño, a la larga quieren estar con la amiga. Obvio, vos no vas a reconocerlo... Él por momentos me respondía, luego de unos minutos ni siquiera me escuchaba.

Ah, otra cosa, te digo porque prendí la compu y vi cosas... ¿Estuviste en el msn varias horas, no? ¿Viste pornografía? No revisé el historial, de casualidad saltaron páginas de minas desnudas… Bueno, ok (sarcástica), alguien entró a la casa y paseó por un sitio más porno que otro, y yo tengo que creer que no fuiste vos... Y bueno, será un virus... (Silencio)… No es todo el tiempo así, a veces hablamos de otras cosas… (Pasea por la habitación, piensa, suspira… y regresa. Recrea los momentos en que hablaba con él mirándose al espejo)

¿De verdad me amas más que a nadie? Él parece ser sincero, pero siempre está la duda en todo lo que dice y hace. Una vez le planteé la idea de hacer un pacto de sangre, se rió y cuando notó que lo decía en serio, se asustó. Bueno, no tengo ninguna enfermedad porque nunca estuve con otro. Reconozco que parece ridículo o enfermo hacer un pacto, pero en algunas películas eso lo hacen los enamorados y en la vida real también pasa. Ejemplo: Angelina Jolie, que seguro te re calienta, le dije, llevaba sangre de su novio en un frasco de vidrio y lo lucía como collar, así iba a la entrega de los Oscars... Ella no lo hace para tener prensa. Ok, no soy Angelina Jolie!, pero eso se me ocurrió antes a mi... Ahora voy a decirte que adoptemos a un niño africano. Tranquilo, es broma… pero en realidad no estaría mal... (Ríe sola – Silencio. Siempre justifica las preguntas) ¿Te gusta cuando hacemos el amor? ¿Te gusta como lo hago? ¿Tu ex lo hacía mejor?... No pretendo una re explicación, pero creo que soy una de las mejores porque hago todo lo que pedís, sentencié una vez, y quizás sonrió. Hay novias que no entregan todo, pero bueno, no seamos superficiales. Dicen que en una relación es 50% sexo, 50% diálogo; otros dicen que 40 % sexo y 60% diálogo… No sé, yo solo cito lo que dicen las encuestas. Y no hago todo para que no me dejes ¿Ok? (Mirada perdida) Siempre hay algo de qué hablar, no creo que todo sea un interrogatorio: “¿Estoy gorda? ¿Te parecen tontas las modelos? ¿Por qué haces dieta? ¿Por qué haces ejercicio? ¿Te atrae alguna compañera de trabajo? ¿Te masturbás? ¿Te gustan las putas? ¿Cuántas veces pagaste por sexo? ¿Te gusta mi hermana? A veces la mirás demasiado… ¿Extrañás a tu ex novia? La verdad… ¡Por favor! Solo pido que seas sincero, en una pareja la sinceridad es la base de todo. Creo que si te pregunto esto, es para confiar mi amor…” (Mezcla de dulzura y demencia)

Lo que cuento puede ser un poco asfixiante, y a su vez, triste, quizás es enfermo, ya no lo sé; a algunos les parece gracioso, pero es lo que vivo, lo que hablo con él y lo que me guardo. Me informé sobre el tema, en Google, sí, ¡en Google!, puse “Celos enfermizos” y decía: “La Psicología actual explica que los celos son la respuesta natural ante la amenaza de perder una relación interpersonal para la persona celosa” Luego decía: “¿Amor o enfermedad?” (Silencio y luego se pregunta) “¿Estamos todos locos?... ES AMOR… (Grita… y pausa)… También leí en el artículo: “Los celos y la envidia, tienen el mismo motivo: la necesidad de poseer. Analizan que uno de los motivos es sentir inseguridad de uno mismo. Y por supuesto, la infancia es la base de toda perturbación mental.” Bueno, no sé, no me cura saber el motivo porqué soy celosa, ni me hace menos celosa… (Piensa en esa última línea y asiente con la cabeza) Igual creo que no estoy tan mal, porque no llegué a tener alucinaciones, tal vez voy por el camino de la obsesión y locura, solo eso (Risa tensa)… Juro que todo lo que digo y siento son los pensamientos de las mujeres, a diferencia que yo lo expreso… A veces uno piensa soluciones drásticas para no preocuparse más por el ser amado, porque uno se preocupa mucho… Una vez pensé como aquellas “locas”, las “mujeres asesinas”… No, no, es broma… (Silencio, su mirada cambia…Risa tensa) Las mujeres no toleramos la mentira, la infidelidad… Pero como dije antes no llegué al extremo de ver a mi pareja con alguien por producto de mi imaginación. Si fantaseo muchas cosas, pero aun no lo sigo, no lo torturo, me controlo. Son etapas. Hay cosas que las reservo, pero en mi soledad confieso que me pregunto: ¿Qué estará haciendo? ¿Llamo? ¿Llamo y corto? No sé porqué llamo y corto, es típico de la mujer, si está con otra, igual va a atender el teléfono, es para analizar el tono de voz… Pienso: ¿Lo espío? ¿Lo mando a seguir? ¿Mentirá? ¿Me ama con toda su alma? ¿Es infiel? ¿Cambié su vida? ¿Amó más a otra? ¿Tendrá ganas de estar con varias? ¿Se masturba mirando pornografía o pensando en mi o en alguna amiga? ¿Piensa en mi cuando tenemos sexo? ¿Soy el amor de su vida? ¿Le gusta mi piel? ¡¿Qué carajo hace en el msn tanto tiempo?! ¿Le gustará tener hijos? ¿Qué habla con los amigos? ¿Siente curiosidad por lo homosexual? ¿Estaremos juntos siempre?

No, no se puede vivir así. Pero bueno, mis amigas piensan como yo, no podemos estar todas “locas” (Hace el gesto “comillas”). Todo lo que pienso no lo digo, puedo cansarlo… por eso hago esta confesión… No es fácil ser feliz, no es fácil confiar, no es sencillo estar en pareja ¡Tengo que entender que el cuento de hadas no existe!… Ok, no quiero dramatizar. Pero cuántas historias conozco en las que dos personas reflejaban la pareja perfecta, y luego terminaron mal por los engaños. No, no quiero contar solo anécdotas desesperanzadoras. (Silencio y vuelve al tema) Cuando lo llamo y da ocupado dice que él no era. Hay cosas que no cierran, a veces da una explicación difícil de creer; dice: “justo estaba en el baño” o “estaba dormido y no escuché el teléfono”. Siempre tiene la excusa perfecta… (Mira el reloj, se preocupa) ¡No sé hace cuánto tiempo estoy acá sacando conclusiones obvias!… Y eso me hace pensar… ¿Qué estará haciendo ahora?... Voy a llamarlo… (Pausa) Mejor llamo y corto…

DRAGONFLY

Y SE VIENE...

"CONFESIONES DE UN CELOSO"



¡Qué pena que beber agua no sea un pecado! ¡Qué bien sabría entonces!
Giacomo Leopardi


Aunque le arranques los pétalos, no quitarás su belleza a la flor.
Rabindranath Tagore

Las mujeres han sido hechas para ser amadas, no para ser comprendidas.
Oscar Wilde

Abstemio: Persona débil que cae en la tentación de negarse a sí misma un placer.
Ambrose Bierce


QUIÉN REGALA UN TULIPÁN... ES UNA PERSONA EXTRAÑA...

NO HAY EXTRAÑOS A MI LADO....




Desde hace 15 años Ana María Giunta dirige“Todos en Yunta”, talleres de arte que buscan socializar e integrar a aquellos a quienes la sociedad les da la espalda. Sin apoyo estatal y trabajando en una casa prestada, lidera un grupo que, a través del arte y la expresión, ayuda a más de un centenar de personas con discapacidades. Combativa y comprometida, ahora prepara una obra de teatro interpretada por chicos con síndrome de Down. Con su tradicional estilo frontal, Giunta habla de su historia, de sus luchas y de los males de una sociedad que "le tiene miedo a lo diferente".

Nunca un taller es igual a otro si hablamos de las clases de arte que brinda Ana María Giunta. Divertida, contagia con su entusiasmo, e incluso su forma contestataria de ser invita a reflexionar sobre la vida. Ocurrente, creativa, transgresora y sin límites a la hora de luchar, Giunta enseña de corazón a todos los chicos que concurren a los talleres y los ayuda en los problemas que los aquejan. Una mujer que pelea por los derechos de todas las personas, en una batalla contra la discriminación que en nuestra sociedad parece no tener fin.

¿Cómo surgió la idea de hacer los talleres de arte para la vida?
Para explicar eso tengo que contarte la historia de mi vida. Nací con vocación social, siempre fui una nena diferente. Por ejemplo, cuando tenía seis o siete años veía que en los cumpleaños de mis compañeras del colegio no se invitaba a todo el grado, hacían diferencias con los pobres y los morochos, y eso me molestaba, por eso yo invitaba a todo el curso.
De más grande me molestaba escuchar la palabra “villero”. Vengo de una familia muy buena, pero piensan diferente. Mi abuela materna decía: “Mirá la chinita esta", "Mirá el negro los labios que tiene, parece que chupa naranja todo el día", "Qué hermosos son los bebes rubios”. Mi papá está muerto, y lo amo y amé con toda mi alma, pero también discriminaba, era bien milico, un hombre de “derecha”. Y en ese núcleo me formé.
Desde los 13 años hago voluntariado en diferentes áreas. Hice talleres para las chicas de los hogares de huérfanos, talleres con discapacitados de todas las edades, mentales, psiquiátricos o motores. A lo 17 seguí con el voluntariado y me di cuenta de que no existían las maestras especiales. Las maestras convencionales, ante una crisis psicótica de algún alumno, salían corriendo, y yo no, me quedaba, y eso marca la diferencia. A las personas con brotes las encierran y le dan medicación, cuando en realidad hay que educar a la persona. Aún creo en la educación.

¿Cómo tomaron tus padres el camino que decidiste para tu vida?
A mi papá le pareció bien, pero me decía todo el tiempo que me cuidara. Un día mi madre se descompuso cuando llevé a un chico con discapacidad a la casa. Estoy escribiendo un libro con todo lo vivido.

¿De qué manera fuiste logrando tu objetivo?
Fui aprendiendo con todos los chicos que tenían algún tipo de problema o discapacidad. En un momento creí que tenía que ser monja, pero de monja no tengo nada. Luego quise ser abogada, pero no quería defender a los culpables y dejé. Después seguí con psicología y tampoco continué. Hasta que apareció por primera vez algo llamado asistente social.
Es maravillosa la carrera, el problema es que nadie sabe trabajarla en este país, por el simple hecho de que no sabemos trabajar en equipo. Fue difícil porque no quería convertirme en traficante de tarros de leche para llevarlos a algún lugar necesitado. Trabaje en villas y en los loqueros, que ahora son llamados neuropsiquiátricos.
Trabajé con el padre Gigena, a quien más tarde mataron en el proceso, en geriátricos, que antes se llamaban asilos. Y de todo eso aprendí muchísimas cosas. Ibamos a las villas, y cuando le daba un beso a un chico, o me ofrecían un mate, mis compañeras me decían: “Ana, te llenan de mocos”. "¡Pelotuda! ¿Para que mierda sos asistente social? Ponete una boutique", le respondía.

¿No encontrabas lo que querías dentro de la carrera de asistente social?
Sentí que no podía hacer lo que realmente quería. Por eso también me metí en política. Siempre fui una mujer de carácter fuerte, salí con ese espíritu libre, una especie de Quijote. Un amigo me dijo una vez: “Los edificios de Buenos Aires no son los molinos de viento”.

¿Qué vivencias fuertes te marcaron?
Recuerdo el Comando Pio XII, que tomaban a las prostitutas y a los homosexuales y los prendían fuego. Yo tenía 15 años, veía eso y lo denunciaba. Mi mamá quería matarme, porque me arriesgaba. También sé que hace 16 años había derechos humanos para la mujer, los homosexuales, indios, judíos, árabes, pero no para las personas con discapacidad, como si no fueran personas, y yo pensé que eso no podía quedar así y comencé a abrir puertas.

¿Qué te motivó para continuar con los temas sociales?
Las madres de chicos con algún tipo de discapacidad venían a mí y me decían: “Ana, le pagamos, porque los chicos con usted la pasan bien, se divierten”. Como insistían tanto arreglamos para hacer un seminario gratis de tres meses mostrando cómo me manejo. Pasaron 15 años de eso, y hoy ese seminario que empezó con 10 personas, sigue, y tenemos 100 alumnos.

EL QUIJOTE:

¿Cómo te definirías?
Lo mío es hablar a calzón quitado. Soy divertida, muy buena actriz, tengo talento y la mayoría de las personas me conocen por lo que hice como actriz. Soy pasional. Me prestan atención, soy autoridad. Me aman y me respetan. Soy obsesiva. Fui la primer mujer gremialista de Buenos Aires. Me pasaron muchas cosas sólo por querer un país mejor.

¿Y cómo es tu relación con la discapacidad?
Gané el premio “Blanca Podestá”, que es el premio mayor como actriz, y cuando lo recibí dije: “Recuerden que los discapacitado existen”. Mi marido me dijo: “Te dieron un premio como actriz y salís con otra cosa”. Pero yo soy Ana, soy así y no voy a suicidarme porque no me llaman como actriz.
Tengo una manera especial con la discapacidad, les digo a los chicos: “Jodete, hermano, te tocó. No sos discapacitado, sos una persona que tiene una discapacidad. Yo tengo más de 100 kilos y no por eso vas a dejarme de respetar, o querer menos”.

¿Tu familia te apoya?
Estoy casada, tengo dos hijas que me apoyan, pero no les gusta alguna de mis actitudes, o que me meta en todo. Me pelean por eso. Ahora estoy con el tema pedofilia. Yo fui quién hice el escrache de Jorge Corsi.

¿Sentiste miedo alguna vez?
A veces tengo miedo, solo los locos no tienen miedo. Mi familia dice: “No te metas más”, pero es mi naturaleza.

Arte como disparador

¿Cómo son los talleres de arte para la vida?
Soy mamá del corazón de los chicos y les enseño amor responsable, disciplina, y trabajo. Organizamos bailes, cantamos, y hasta hicimos partidos de fútbol. Eso fue una experiencia maravillosa. Yo les digo: “Salen a la cancha a matar, no me hagan pasar papelones, ustedes pueden”. Y me responden: “¡Sí, Anita!”.
También hicimos diversas obras de teatro como Romeo y Julieta, La Tempestad, Sueño de una noche de verano, La casa de Bernarda Alba, Cenicienta, y obras de mi autoría.
Los sábados de 10 a 13 están los más chicos. Luego hay una reunión de equipo con los asistentes y voluntarios. Y en un almuerzo de trabajo hablamos de las problemáticas que surgen. A las 15 llegan los jóvenes adultos, en ese grupo predominan las personas con problemas psiquiátricos.

¿Qué les enseñás en los talleres?
Teatro, danza, musicoterapia, canto, plástica, artesanías, actividades prácticas, cocina y supervivencia. Esta última la inventé yo, es para que sepan como manejarse cuando mamá y papá ya no estén con los chicos. Enseño a destapar botellas, cruzar la calle, manejar plata, defensa personal, un poco de todo. En la semana hay juegos teatrales y psicomotricidad. Sólo abonan cuota los que pueden pagar.

¿Cómo podés mantener todo?
Porque estoy loca. Estábamos en la Avenida Callao, pero no nos renovaron el contrato, y esta casa (Saavedra al 138), me la dio una señora llamada Ethel, que me escuchó en la radio cuando dije que si no conseguíamos lugar íbamos a estar en una carpa blanca en frente del Congreso. Ethel tiene 82 años y está feliz de poder ayudar, y yo soy feliz de seguir con los chicos, les dije que nunca nos íbamos a separar. Algunos de los alumnos mueren, a otros los mata la policía o alguna pandilla, también hay enfermos terminales que mueren luego de sufrir una larga enfermedad, pero todos mueren felices.

ENCIENDE EL TELEVISOR:

¿Cómo ves la televisión nacional?“Cuestión de peso” fue horroroso, una falta de respeto, un programa de televisión nefasto. Hay que controlar lo que se hace. Las personas gordas son iguales que todas. Me acuerdo que saltaban alrededor del Congreso para que salga la ley. No todos tienen la personalidad que yo tengo y a algunos les hace mal, hay gente gorda que se suicidó. Yo no me siento menos por ser gorda, quiero adelgazar por salud. Pero hay una exigencia criminal para adelgazar.
Se ve mucho circo en la televisión, y constante discriminación en los medios y en la vida por falta de información. Algunas productoras usan al discapacitado por un poco más de ráting. Yo me alejé de la televisión, pero tampoco me llaman, ahora soy muy gorda, y no es lo que suele verse en los medios. Además soy contestaría y nadie quiere problemas.

¿Cómo vez que la sociedad trata el tema de la discapacidad?
La sociedad trata mal a la discapacidad porque la gente tiene miedo a lo diferente. El miedo te paraliza o te hace escapar. Por supuesto que a veces también hay maldad de las personas y de los medios de comunicación. Yo demuestro que las personas con discapacidad tienen capacidad.

¿Cuáles son los próximos proyectos?
A fin de año vamos a hacer la obra “Otelo”, con protagonistas con síndrome de Down. Yago tiene discapacidad motora y hay tres convencionales, una de ellas fue abusada sexualmente de chica. El arte ayuda a todos, es un disparador para salir adelante. También vamos a hacer “El Principito”.
Me llamaron para hacer cine, es una película basada en hechos reales, sobre la historia de una prostituta rosarina que ejercía sin cafisho y denunciaba los lugares donde hay prostitución de menores de edad. Se enamora de un cana y él la vende, luego la fusilan. Me gusta hacer películas sobre temas sociales.

Tres anécdotas

* "En Reyes se me ocurrió pedirles a todos los chicos que hicieran una carta y pidieron cosas raras como un caballito de lata, del tiempo del pedo, pero lo conseguí. Y todos tuvieron su regalo de Reyes, fue maravilloso ver la alegría que sintieron".
* "Una vez vi a una madre que a su hijo con síndrome de down, de unos 30 años, le acomodaba la camiseta dentro del pantalón. Me acerqué a decirle que no debe tratarlo como a un bebé, que es un hombre. Hoy en día él siempre me dice: 'Soy un hombre, Anita”.
* "Los discapacitados quieren amor, cariño. Una vez un chico se sentía mal y no sabíamos que tenía. Y nos dimos cuenta de que sólo necesitaba caricias. En un vaso le coloqué agua con azúcar y le dije que era un remedio mágico, y se le pasó".

Quince años en yunta

El "Taller de arte para la vida Todos en Yunta” fue creado por Ana María Giunta en 1994, a pedido de padres de chicos con discapacidad mental. Tuvo repercusiones positivas y por eso se continuaron los talleres hasta el día de hoy.
En 2003 se constituyó como asociación civil sin fines de lucro. No reciben subsidios, y sólo abonan una cuota quienes pueden colaborar. Los ejes centrales son la capacitación y formación profesional, apostando un mundo mejor, de amor, dignidad y libertad. El arte es el disparador para que los chicos y adultos con algún tipo de discapacidad puedan tener más herramientas para integrarse y realizarse.
Todos los años realizan diversas obras teatrales que ensayan con pasión semana a semana. Las materias que se dictan son teatro, danza, musicoterapia, canto, plástica, artesanías, actividades prácticas, cocina, supervivencia, juegos teatrales y psicomotricidad.


Obsesión 1
Y la sangre comenzó a brotar de manera tal que su amiga se desvaneció, pero ella era diferente… cada gota que caía atraía a su perturbada mente…
Colocó los labios sobre la herida y sintió un sabor que no le agradó, pero tampoco hizo que ella alejara su boca… Lamía cada gota que brotaba sin pedir permiso con cierta velocidad que amedrentaba a los espíritus, alimentándose, o bien moviendo la lengua de manera automática. Mientras, pensaba tantas cosas… algunas sin sentido aparente.
¿Por qué la sangre?
¿Por qué repentinamente deseó hacer eso?

No lo sabía, entonces detuvo el movimiento automático que hacía con su boca, pero su lengua buscaba otros sabores.
¿Y si ella solo podía vivir a través de algunos sentidos?
Vio que comenzaba a llover y las gotas que caían sobre la ventana la llamaban con débiles golpeteos que en su mente significaban otra cosa:
“Ven, luego de que bebas el agua cristalina, todo estará mejor…”
Pasó la lengua sobre la ventana y el sabor de cada gota de agua de lluvia la trasladó a otro mundo. Allí estuvo un largo rato, con los ojos cerrados y apoyada sobre el vidrio helado, sintiendo solo lo que su sentido le ordenaba sentir.

Luego vio que el plato con leche del salvaje felino se encontraba lleno, y no dudó en inclinarse hacia el frío suelo para comenzar a gatear, usó los mismos movimientos del gato y se dirigió hacia el alimento. Una, dos y tres veces pasó la lengua sobre la tibia leche. Lengua que parecía de mayor longitud que la de los humanos, quizás muy roja, y la estiraba para que solo la punta se deleitara con el nuevo sabor.

- ¿Está rico? – escuchó que decía una voz masculina, tras su espalda.


Permaneció inmóvil al oír esas palabras. Solo cerró la boca, aún en la posición felina, y con la cintura demasiado encorvada que parecía ser una escultura, temió moverse.



Besar: Tocar u oprimir con un movimiento de labios. Impulso del amor o del deseo o en señal de amistad o reverencia.
Demente: Loco, falto de juicio.

Si esta acción, con este adjetivo se uniera, ¡Oh, por Dios…! las consecuencias podrían ser desastrosas o sumamente pasionales.



Lo esperaba oculta en el pasillo, había pensado aquella estrategia hacía algunos días. Vestida de una manera elegante, y con cantidad de perfume sobre su suave epidermis, aguardaba que él saliera de la oficina para juntos bajar por el ascensor.
- Disculpe, ¿funciona? - dijo una mujer de otra oficina.
- No, estoy esperando al portero- respondió ella, mintiendo descaradamente.
Y la molesta mujer se retiró.
Por fin él salió, su corazón cambió de ritmo, aceleró. Si bien había ensayado frente al espejo lo que haría, tenía miedo, ansiedad, deseo, una mezcla de cosas. Recordaba cuando estaba en su habitación practicando su maniobra y se vio a si misma besando con desmedida pasión su propio reflejo.
Llegó la hora, tenía que actuar…
Aceleró su paso, y cuando las puertas del ascensor estaban por cerrarse, la mano de él hizo posible que ella ingresara a su lado.
Los dos estaban dentro del ascensor, lamentablemente junto a tres personas más: una pareja de ancianos y un muchacho que no sacaba la vista del periódico. El silencio se apoderó del lugar. Los latidos de su corazón se oían cada vez más fuerte y hacían un eco que retumbaba dentro de esas cuatro paredes o dentro de su mente. Como estaba previsto, el elevador se detuvo de brusca manera y la luz se apagó. Quizás exageró, no lo sabe con exactitud, no pudo ver una filmación, pero del impacto, cayó muy cerca de él, sobre su voluptuosa boca que la retuvo de la mejor manera posible que alguien podría imaginar.
- ¿Dónde estás José? – dijo la anciana, rompiendo todo encanto.
Ella estaba muy cerca de él, era todo lo que sus pensamientos deseaban desde hacía varios meses. Pero aún así, rió al oír a la viejecilla cuando buscaba a su marido, que muy lejos no podía haber ido.
Por algún extraño motivo él continuaba quieto en un rincón y dejó que ella colocara sus labios, aún más cómodamente, sobre los suyos.
- ¿José?- insistió la anciana.
Cómo podía ser posible que ella se encontrara casi dentro de la boca de otra persona y la señora no encontraba al senil José.
Luego de pensar aquello, sonrió, pero aún rozaba los hermosos labios de él, de aquella fantasía que en ese momento era real y podía deleitarse devorándole la boca, casi literalmente.
Según sus cálculos restaban siete minutos para que la luz regresara. Así que no perdió más tiempo y comenzó a pasar su lengua sobre el labio inferior de él para luego seguir con el superior hasta que entró a buscar la parte que más deseaba de él y que imaginaba que la recorría a ella entera en las obscuras noches: su cuello, su espalda, sus dedos… él volcando whisky y saboreándola toda la noche… Ella sobre él, buscando extasiarlo para comprender porqué la atraía tanto… quizás la explicación podía estar en esa boca o en esa piel que tanto la obsesionaba... y que ahora era suya, al menos, por unos minutos más...
¿Y? ¿qué esperan? – gritó el joven que también estaba atrapado en el ascensor.
Ella todo lo oía, aún así, continuaba con el plan.
- ¿José?, ¿dónde te habías metido?
Al fin la señora estaba con su marido. Y ella tenía seis minutos más.
Acorralaba a su presa, era de ella, al menos en ese momento, y debía aprovecharlo al máximo; tampoco quería lastimarlo. Y lo dejó en libertad: quitó su boca de los labios de él, tal vez estaba siendo un poco agresiva. En ese instante solo se oía la respiración de ambos. Pero necesitaba sentir su piel, le desabrochó solo dos botones de la camisa y por allí sus manos se escabulleron. La epidermis de su abdomen estaba cálida pero sus manos un tanto frías hicieron que él sintiera un escalofrío. Con lentitud avanzaba con sus dedos, suaves caricias que lo erizaban, sin verlo, ella se percató de aquello, por la respiración, por un movimiento espástico, porque la piel cambió de tono cuando ella lo tocó, y por tantas cosas… Ahora sus manos estaban por la espalda, y allí usó las uñas, de arriba hacia abajo lo recorría, realmente sin desperdiciar segundo alguno. Los cuerpos unidos uno al otro, podían sentir toda manifestación. Su boca inquieta, buscaba una nueva zona que explorar y esta vez el cuello fue el protagonista. No sabía si besarlo, tan solo respiró cerca de la zona que luego atacaría, al igual que toda presa, esperando a ser devorada.
Sus labios ya estaban en el cuello y empezó a degustarlo, aquel sabor la embriagó, era lo que ella esperaba, y más… Jugaba haciendo presión con sus labios y la piel, y con la lengua también, mientras simulaba que lo mordía...
¿Qué más podía pretender?
- Hace casi diez minutos que estamos sin luz – dijo la anciana.
Ella sintió ansiedad, tristeza, todo terminaría en breve ¡Maldita sea!, pensó. Cierta desesperación la desconcertó e hizo que liberara el cuello de su presa, solo una vez más pasó la lengua por ahí para despedirse, y también quitó las manos que aún recorrían la espalda de ese extraño hombre.
No pudo evitarlo, una sola lágrima tan perfecta y cristalina se asomaba por uno de sus ojos, el adiós le producía un gran vacío. Su presa, que no había hecho movimiento voluntario alguno, en los minutos finales colocó ambas manos en las piernas de ella, una suave caricia que avanzaba hasta que se detuvo en la curva de la cintura y con fuerza la atrajo hacia él, aún un poco más. Puso sus labios sobre la mejilla de ella, justo sobre la única lágrima que se reveló y que caía en cámara lenta, aunque aquello le encantó, ella con un brusco movimiento, debido a lo molesta que estaba porque el tiempo era tirano y cruel, se dio vuelta, dándole la espalda a este misterioso hombre que seguro todo lo había experimentado y ya nada podía sorprenderlo.
Las manos de él seguían en la cintura de ella. Se oyó un ruido:
- José, se me cayeron las llaves… ¿Señorita…? ¿Sería tan amable…?
Ella no respondió y con una sonrisa cómplice que solo la oscuridad pudo ver, se inclinó para recoger las llaves de la simpática anciana. Lo hizo con lentitud, empujando a su presa aún más contra el rincón. Tomó las llaves, pero las deja caer, y otra vez hizo un movimiento insinuante, de arriba hacia abajo, para despedirse de todo el cuerpo de un extraño que de alguna manera fue suyo por diez minutos.
Entregó las llaves a la anciana y no volvió a la posición inicial, no se incorporó, despaciosamente giró, casi arrodillada permaneció, y desde ahí empezó a subir, como si trepara por el cuerpo de él como un gato desafiando al amo. Se detuvo en la abertura que la llevaba otra vez al abdomen que sus manos, pero que no su boca, habían disfrutado. No podía despegarse de él, de esa piel, y solo un minuto restaba, quiso llevarse un recuerdo más fresco y lamió y besó aquella zona virgen, al menos para sus labios y sintió que el abdomen de él vibró... "Demasiado exquisito", pensó. Se incorporó, le dio un último húmedo beso y se dio cuenta de que le costaba mucho dejarlo en libertad, esos labios seguro que eran de otra u otras, de muchas en realidad, pero en ese momento eran solo de ella… y pensando eso lo besó aún más fuerte, un tanto salvaje, mientras que con sus manos lo tomaba por el cuello.

La luz regresó…

- Era hora. Voy a quejarme con el administrador- dijo la viejecilla.

Los protagonistas se miraron de reojo, y uno al lado del otro, esperaron que la puerta se abriera. Mientras, ella pasó la mano por sus labios y se dio cuenta que no quedaban rastros del labial que tenía, pero aún llevaba el encanto que él le produjo, y una leve y sagaz sonrisa su boca dio a conocer. Él, con los labios y el cuello aún colorado, como si alguna criatura vampirezca hubiera delimitado territorio con su boca, solo suspiró, y fue el último en salir del ascensor.
Se retiraron, pero cada uno tomó un camino diferente, ella no volteó para verlo, su mirada cambió, había logrado la primer parte el plan.
Cuando el hombre salió del elevador la vio alejarse, el cabello se movía al ritmo de sus pasos, y la contempló hasta que desapareció de su vista.


Fin de la escena



Todo sucede a la noche...

A veces de noche, enciendo la luz para no ver mi propia oscuridad.
Antonio Porchia

"Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas" Pablo Neruda. Las libélulas te guiarán en tu recorrido...

Yo

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---¿Por qué nos quedamos sentados frente al espejo mirando como todo se derrumba a nuestros alrededores UNA VEZ TERMINADO EL JUEGO, EL REY Y EL PEON, VUELVEN A LA MISMA CAJA.(Proverbio Italiano). Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y corrompido, escribe cosas dignas de leerse, o haz cosas dignas de escribirse.(Benjamin Franklin)

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